Lagosol: un lugar diferente para momentos diferentes

Las vacaciones de mitad de año llegaban a su fin, era el último puente en el que podíamos viajar o realizar algún plan fuera de lo común. Nada salía, ya había perdido las esperanzas, cuando de un momento a otro llegó una noticia como cuando llega un familiar inesperado al que todos quieren o cuando recibes el regalo que siempre has querido pero que perdiste la ilusión de recibir.

Disfrutando del salón de juegos

La familia de Margarita (mi novia) había hecho reservaciones en el centro vacacional Lagosol y a última hora uno de sus tíos canceló por lo que quedaba un cupo, ellos ya conocían el lugar, ubicado entre la vía que de Melgar conduce a Girardot, el año pasado habían estado allí y querían volver, tenían gratos recuerdos del paseo anterior y consideraban que era un buen lugar para pasar unos días de descanso en familia. Yo no tenía idea de cómo era el lugar, hasta dudé si la pasaría bien o no, por eso decidí revisar la página Web para ver si podía encontrar fotos o videos que me mostrarán qué cosas interesantes tenía el sitio, ingresé a http://www.compensar.com/turismo/pero allí sólo encontré información de planes y cosas de esas, así que lo único que podía pensar era que sería un buen paseo. Días después emprendimos el viaje en dos carros (Llenos como los del buen colombiano), convencidos de lo bien que pasaríamos.

Llegamos al centro vacacional y nos dispusimos a disfrutar del fin de semana,  lo primero que hicimos fue ubicar las piscinas, porque la piscina y la bronceada no pueden faltar en ningún paseo, afortunadamente hay piscinas para grandes y chicos y otra en la que pudimos compartir todos los asistentes al paseo, guerra de caballos y otros juegos en los que cada integrante de la familia tuvo su rol, dar un paseo por el lago también era una opción, aunque mi novia y yo desistimos de él, pues preferimos seguir en el agua, pero los que si decidieron ir fueron Juan y Martha (el tío y la esposa de mi novia) y según ellos nos perdimos de mucho, así se pasó la tarde y a eso de las 7:00 p.m. pasamos al restaurante a degustar una cena deliciosa. Luego al salón de juegos, ping pong, billar, rana y juegos de mesa a la orden del día, todo tipo de plan para cualquier edad, los mas pequeños disfrutaron de la rana y el ping pong, y nosotros los “grandes” compartimos en un juego de mesa acompañado de una buena bebida, de esa forma terminamos un gran día de descanso.

Un desayuno variado y delicioso

Al día siguiente, todos listos para desayunar, casi las 9:00 a.m. y el restaurante a reventar, fila por lado y lado, mas o menos como hacer la fila de Transmilenio pero con hambre y calor, lo bueno, porque había lado bueno, era que en los paseos todo pasa mas fácil, luego de algunos minutos pudimos recibir el desayuno, tres tipos de menú: tamal con chocolate, huevos y el infaltable caldo apenas para el clima; sin dudarlo un minuto me decidí por el tamal, enseguida todo fue risas y comentarios jocosos, siempre unidos, siempre en familia. Las filas y lo demás se convertirían en un ritual para las siguientes  ocasiones en las que visitamos el restaurante, pero lo realmente importante del paseo fue el poder disfrutar de los bellos paisajes e instalaciones de éste centro vacacional, tal vez faltó tiempo para poder aprovechar todos los servicios, tal vez como dijo Juan, nos perdimos del paseo por el lago pero aún así debo confesar que allí no te hace falta nada para pasar un fin de semana agradable y diferente, alejado de la selva de cemento que por momentos sientes que te consume.

Toda la familia disfrutó de Lagosol hasta el último momento

Volver a la realidad fue duro para todos, pero la realidad es precisamente esa, así que lo único claro es que se deben aprovechar esos momentos diferentes que te permiten renovarte y recargar las baterías.